Consecuencias de los Abusos Empresariales

Por desgracia, cada vez son más usuales los casos de trabajadores que, de una forma u otra, sufren algún tipo de práctica abusiva en su puesto de trabajo. En la actualidad se estima que un 15% de los trabajadores sufre acoso laboral en su puesto de trabajo, lo que deja bien a las claras la práctica tirana de muchos empleadores con sus trabajadores.

Sufrir este tipo de malas prácticas empresariales en el ámbito laboral tiene unos efectos extremadamente negativos en la vida de las personas. Estos efectos no se reducen solo al más que evidente golpe a su vida profesional, sino que la vida personal de los afectados queda gravemente marcada.

 

El abuso empresarial produce consecuencias físicas…

El estado de ansiedad y nerviosismo que provoca una situación de abuso laboral o empresarial en sus afectados da lugar a la aparición de dolencias físicas de diversa índole. Dolencias musculares comunes, tales como contracturas, dolores cervicales y/o lumbares son lamentablemente usuales. De la misma forma, la aparición de problemas intestinales y estomacales también son algo común en este tipo de casos, debido a la tensión que genera el estar viviendo una situación tan desagradable. Sin embargo, en este sentido el aspecto que más nos preocupa, y que de hecho, hemos vivido de cerca con algún miembro de nuestra asociación, es el de los problemas cardiovasculares. Casos de hipertensión, arritmias, dolores de pecho e incluso infartos, son provocadas por las situaciones de estrés e indefensión que las personas afectadas viven en estos casos.

En muchas ocasiones, este tipo de dolencias se convierten en algo crónico para la persona afectada, lo que puede limitar en gran medida su vida y, por consiguiente, la de todas las personas que la rodean. Además, como es evidente, ciertas dolencias cardiovasculares no solo pueden limitar su vida, sino que pueden directamente acabar con ella.

 

… pero también psicológicas.

Disponer de un equilibrio mental y psicológico es fundamental para poder disfrutar de todos los aspectos de nuestra vida, y el ámbito profesional no iba a ser menos. Las personas podemos tener problemas de muy diversa índole que pueden alterar nuestra paz mental y nuestro equilibrio. Uno de ellos es la situación laboral. Como es de imaginar, el sufrir prácticas abusivas en nuestro puesto de trabajo repercutirá muy negativamente en nuestra salud mental. Desgraciadamente, no son pocos los casos en los que la persona afectada por este tipo de situaciones sufren de trastornos de ansiedad y estrés que hacen que su vida sea una auténtica pesadilla. Por supuesto, este tipo de trastornos afecta a aspectos tan elementales como el sueño y el apetito de los afectados, lo que provoca, a su vez, la aparición de nuevas dolencias físicas. En definitiva, los afectados entran en una situación de depresión profunda de la que puede llegar a ser muy complicado salir sin la ayuda de profesionales.

Por supuesto, el estado depresivo que sufren estas personas provoca situaciones extremadamente desagradables en su vida cotidiana, y es que deteriora relaciones personales con sus seres más queridos, al proyectar la frustración que toda esta situación les genera. La situación puede llegar a ser tan dura, que los afectados pueden dejar de sentir placer por cualquier tipo de situación, lo que los convierte en personas infelices de una forma totalmente injustificada e inmerecida.

Este tipo de circunstancias, en sus casos más extremos, pueden llegar a provocar el suicidio de las personas afectadas. Un ejemplo de ello es el caso que precisamente en estos momentos está siendo juzgado en Francia, donde se estudia el suicidio de varios trabajadores de France Telecom, presuntamente afectados por situaciones de abuso en sus respectivos puestos de trabajo.

 

Desde Asafortel luchamos para que este tipo de situaciones no vuelvan a producirse, y por la restitución de todo el daño ocasionado a tantos y tantos afectados que se encuentran aún en situación de indefensión.

5 prácticas habituales de abusos empresariales

La situación de crisis económica que nuestro país ha estado viviendo durante la última década ha dado lugar a la aparición y, lo que es aún más grave, la normalización en muchos casos de prácticas empresariales que pueden ser calificadas como abusos por parte del empleador hacia sus empleados o grupos de interés.

A continuación vamos a pasar a explicar algunas de estas prácticas, desgraciadamente, más habituales de lo que debería en muchos casos.

 

No poner a la disposición del trabajador los medios adecuados para desempeñar su actividad.

Parece obvio que, salvo acuerdo en contrario, el empleador está obligado a poner a disposición del trabajador todos los medios necesarios para el correcto y adecuado desempeño de la actividad para la que este ha sido contratado o empleado. Sin embargo, esto puede no ser así. Encontrar instalaciones en malas condiciones o equipos informáticos obsoletos son algunas de las incómodas situaciones con las que un trabajador puede encontrarse a la hora de desempeñar su actividad.

 

Cambio de objetivos fuera de plazo

En algunas ocasiones, parte de la remuneración de un trabajador está condicionada a la consecución de ciertos objetivos. Por tanto, una práctica que encuentran algunos trabajadores en su puesto de trabajo es la del cambio de estos objetivos o la información por parte de la compañía de los mismos fuera de los límites temporales acordados.

Parece evidente que, si un trabajador tiene unos objetivos mensuales que cumplir, conocerlos a mitad de mes o casi al finalizar el mismo no solo dificultará su consecución, sino que en algunos casos lo hará imposible.

 

Imposición de condiciones imposibles de cumplir

En la línea de lo que comentábamos anteriormente, algunas compañías imponen una serie de objetivos imposibles de cumplir para sus empleados, de los cuales depende gran parte de su remuneración a final de mes. Esto, además del perjuicio económico que genera, provoca un sentimiento de impotencia y malestar que impide al trabajador realizar sus tareas de una forma correcta, y adecuada, ya que su motivación y compromiso, como pueden imaginar, estarán por los suelos.

 

Incumplimientos contractuales

Los contratos están para cumplirlos. O, al menos, eso es lo correcto, ya que hay algunos empleadores y empresas que no parece importarles lo más mínimo lo firmado entre las partes. Encontrar situaciones de impagos, vacaciones no disfrutadas, u horas de trabajo extraordinarias que jamás son pagadas o devueltas es, desgraciadamente, una tónica habitual en el mundo laboral en el que nos encontramos actualmente.

 

No respetar la desconexión digital del trabajador

El momento de transformación digital en el que se encuentra el sector empresarial y la sociedad en general, hace que tengamos la posibilidad de disponer en la palma de nuestra mano de todo lo necesario para trabajar, desde cualquier lugar, y en cualquier momento del día. Esto, que puede verse como un aspecto positivo si es bien utilizado, es un arma de doble filo, y es que muchas empresas y empresarios lo usan para tener conectados a sus trabajadores prácticamente las 24 horas del día a su empleo, sin poderles dejar un descanso y unas horas de desconexión, claramente necesarias para poder disfrutar un poco de su vida personal y privada.

 

Como ya sabréis quiénes nos seguís habitualmente, muchos de nuestros asociados han sufrido algunas de las prácticas abusivas que anteriormente describimos en sus propias carnes, debido a los abusos empresariales a los que han sido sometidos por Orange. Desde Asafortel continuamos luchando por sus derechos y por ver restituido todo el daño ocasionado.

Los tribunales vuelven a admitir un nuevo caso de incumplimiento contractual por parte de Orange

Como venimos anunciando y defendiendo desde Asafortel, no son pocos los casos en los que Orange, una de las compañías telefónicas líderes de su sector, incumple los contratos de colaboración firmados entre la misma y sus grupos de interés, preferentemente, y este es el caso que vuelve a ocuparnos, su canal de distribución.

Estos incumplimientos contractuales que tiene Orange como práctica habitual tienen unas consecuencias devastadoras para las partes afectadas, tal y como ocurrió con INDALO FRANQUICIAS, S.L. e INDALO MÓVILES, S.L. Ambas compañías llevaban formando parte del canal de distribución de, primero Amena, y posteriormente Orange, desde el año 1999. La llegada de Orange lo cambió todo. Tanto es así que, en el año 2015, ambas compañías se vieron obligadas a entrar en Concurso de Acreedores como consecuencia de las malas prácticas de Orange en cuanto al incumplimiento de sus obligaciones contractuales se refiere.

En el caso que nos ocupa, INDALO FRANQUICIAS e INDALO MÓVILES se vieron obligadas a demandar a Orange por tales actos, pidiendo además una indemnización por los daños causados por las actuaciones fuera de los marcos establecidos contractualmente por parte de Orange, así como por la clientela aportada hasta el momento de extinción contractual.La acusación y, posteriormente, el fallo del tribunal, basan la demostración de los incumplimientos contractuales de Orange en dos actuaciones principales.

Objetivos inalcanzables y entregados fuera de plazo

Por un lado, Orange manipulaba a su antojo el concepto de los objetivos recogidos en el marco retributivo inicialmente firmado. Los objetivos eran comunicados a las compañías afectadas una vez comenzado el plazo para su cumplimiento. Además, esos objetivos eran manejados a su antojo, por lo que en ningún caso podían ser alcanzables, reduciendo las posibilidades de obtener ingresos para ambas compañías a cero. El incumplimiento de objetivos, además, acarreaba un hecho más que suficiente para la extinción del contrato entre las partes, por lo que parece evidente que las actuaciones llevadas a cabo por parte de Orange no entraban dentro de los marcos legales establecidos entre las partes.

Cese del servicio de entrega de mercancías

Por otro lado, Orange comienza a incumplir sus obligaciones de servicio de mercancías a ambas compañías a principios de 2015, alegando la imposibilidad de las mismas para hacer frente al pago de la mercancía a servir. El tribunal dictamina que, en base al contrato firmado entre las partes, Orange incurrió en este sentido en un incumplimiento del mismo, ya que Orange estaba obligada a servir las mercancías requeridas por ambas compañías para el correcto desempeño de su actividad, siempre y cuando estas no tuvieran una deuda mayor al valor del aval aportado, supuesto que no se cumplía en ninguno de los casos.

Todo esto no hace más que poner de manifiesto la falta de ética empresarial con la que Orange trataba y, de hecho, trata a su canal de distribución, provocando la desaparición de muchas compañías, causando un daño difícilmente reparable en algunos casos.

Si estás o has estado en una situación similar, no dudes en contactar con Asafortel, donde te ayudaremos a que todo el daño causado sea reparado.

La Audiencia Provincial de Madrid desestima recurso de Orange y tendrá que abonar a uno de los asociados de Asafortel 1.721.520€ más intereses.

Tal y como ya informamos en artículos anteriores de nuestro blog, concretamente durante el mes de julio del pasado año, un tribunal de Pozuelo de Alarcón condenaba a Orange a pagar 1.721.520€ más intereses a uno de nuestros asociados, como resultado de diversas infracciones por parte de la entidad francesa que podrás ver de forma más detallada si haces clic AQUÍ.

A este hecho, Orange respondió recurriendo la sanción impuesta por parte del tribunal ante la Audiencia Provincial Civil de Madrid acogiéndose a diversos motivos que, como puede verse a continuación, no suponen más que un intento desesperado por no cumplir con una sanción que efectivamente resulta de malas prácticas reales en el desarrollo de su actividad.

El primero de los motivos a los que Orange se acogía para su recurso era la defensa de que el tribunal no tomó en consideración la cantidad de pruebas que Orange aportaba sobre lo que ellos consideraban que era la verdadera realidad de la relación de prestación de servicios existente entre Orange y Estudios y Proyectos ARCE S.L., compañía demandante. A ello, el tribunal dictamina que el recurso carece de validez ya que en varias ocasiones se hace referencia a dichas pruebas aportadas por Orange, referencias en las que se valora la ausencia de valor probatorio de las mismas, al no poder atribuirse a dichas pruebas eficacia de comunicación formal alguna. Como ya ocurría en la primera sentencia anterior al recurso, el juzgado vuelve a destacar la absoluta falta de formalidad en sus comunicaciones en función de lo que cabría esperar de una entidad del tamaño de Orange, siendo una de las compañías líderes del sector de las telecomunicaciones.

Otro de los motivos sobre los que Orange sustenta su recurso es la valoración errónea en la cuantificación de los daños reconocidos en la primera sentencia, es decir, Orange recurre que la cantidad a pagar en forma de sanción es excesivamente elevada en cualquier caso. Esta valoración se basa en la valoración realizada en base a la cantidad de trabajo pendiente de realizar por parte de Estudios y Proyectos ARCE S.L., así como el número de emplazamientos pendientes de legalizar, criterios que Orange no ha conseguido cambiar ni desvirtuar con las pruebas y documentación en contrario aportada.

Por último, Orange apelaba a la indebida aplicación del Código Civil al considerar el contrato ya extinto en fecha anterior a los trabajos realizados, por lo que no consideraba que tuviera que realizar pago o contrapartida alguna a los trabajos realizados por Estudios y Proyectos ARCE, S.L. durante el año 2012, año en el que Orange de forma unilateral, según se le sentencia finalmente, interrumpe el contrato con la prestadora de servicios. Este hecho, como los anteriores, tampoco ha podido ser probado por la entidad francesa, lo que la obliga a pagar el montante sentenciado desde un inicio.

Como comentamos, ninguno de los recursos detallados anteriormente expuestos por Orange han servido para eludir la responsabilidad de la entidad francesa, ya no solo de indemnizar a nuestro asociado con la cantidad estipulada en la primera sentencia, sino que también ha sido condenada en costas, lo que obliga a Orange, como parte totalmente vencida de todo este proceso judicial, a resarcir a nuestro asociado todos los gastos en los que ha incurrido durante dicho proceso.

Este caso no viene más que a confirmar las malas prácticas que Orange tiene con todos sus grupos de interés, actuaciones que para nuestra asociación ya no son una sorpresa debido a la gran cantidad de asociados que tenemos afectados por sus malas prácticas en un ámbito u otro.

Desde Asafortel, nos congratulamos de casos como este en el que, por fin, se hace justicia. Seguiremos luchando para que todos y cada uno de nuestros asociados puedan ser restituidos de todo el daño sufrido.

La Audiencia Provincial de Madrid considera como “Contrato de Agencia” el firmado entre Orange y uno de sus distribuidores afectados.

Pese a que siempre nos referimos a los canales de comercialización indirectos de Orange como “distribuidores” de la compañía, realmente la relación contractual existente entre ambas partes no puede ser considerada como tal.

Para ello, conviene, en primer lugar, distinguir entre distribuidor y agente:

El distribuidor es aquel empresario (concesionario) que se compromete a adquirir en determinadas condiciones productos, normalmente de marca, a otro (concedente) y a revenderlos (esto es, sin transformarlos ni alterarlos) en una zona concreta, prestando a los compradores de dichos productos la asistencia que precisen una vez realizada la venta.

El agente (persona física o jurídica) viene obligado frente al principal, de manera estable o continuada, y a cambio de una remuneración, a promover (y, en su caso, concluir) ventas por cuenta y en nombre del principal. El agente actúa como intermediario independiente, sin asumir, salvo pacto en contrario, el riesgo y ventura de las operaciones de venta que promueve.

Como se puede deducir de ambas definiciones, las principales diferencias entre ambos se pueden reducir en la misión y obligaciones de agente y distribuidor, y la mayor autonomía que tiene este último en el ejercicio de su actividad, de forma que puede realizarla de manera totalmente independiente y según sus propios criterios empresariales.

Pues bien, si nos centramos ahora en analizar el funcionamiento del canal de comercialización indirecto de Orange, es decir, las tiendas físicas que puedes ver por las calles de tu ciudad, entenderás como claramente funcionan como agentes comerciales de dicha marca.

En el ejercicio de su actividad, el canal de comercialización independiente de Orange comercializa dos tipos de producto:

  • Terminales físicos con los que se puede establecer algún tipo de comunicación, véase teléfonos móviles, tablets o similares.
  • Líneas telefónicas y otros servicios similares.

En el primero de los casos, el canal indirecto no gana absolutamente nada con la venta de terminales a sus clientes, ya que, como sabemos, el cliente siempre compra ese terminal a un precio inferior al de mercado al vincularlo con una línea telefónica de la compañía en cuestión, diferencia de precio que asume la compañía para que el canal independiente no pierda dinero con estas operaciones.

Por tanto, el canal de comercialización independiente con lo que obtiene la remuneración por sus servicios es por las comisiones que obtiene de la compañía de telefonía por la venta de servicios de comunicación. Es decir, lo que existe en este caso es una comercialización de servicios por cuenta ajena a cambio de una remuneración, que viene a ser lo que encontramos en la definición de agente anteriormente descrita.

Pero claro, llegados a este punto te preguntarás, ¿qué interés tiene Orange en que se considere a su canal de comercialización independiente como “distribuidores” en lugar de “agentes”?

La respuesta es muy sencilla, y es que el agente está especialmente protegido por la Ley del Contrato de Agencia (Ley 12/1992), que proviene de una directiva comunitaria y que tiene carácter imperativo, es decir, que regula derechos irrenunciables y que todo pacto que las partes realicen en caso contrario queda nulo salvo en algunos supuestos, en los que la ley si permitiría su negociación o supresión.

En resumen, los derechos que esta ley contempla en favor del agente son:

  1. Indemnización por clientela: El agente tiene derecho a percibir esta indemnización por el simple hecho de que finalice el contrato (independientemente de si era indefinido o de duración determinada) y siempre que haya efectivamente aportado nuevos clientes o incrementado sensiblemente las operaciones con la clientela preexistente. La cuantía de la indemnización no puede exceder, en ningún caso, del importe medio anual de las remuneraciones percibidas por el agente durante los últimos cinco años o durante todo el contrato, si fuera inferior a cinco años.
  2. Indemnización por daños y perjuicios: El empresario deberá, asimismo, indemnizar al agente con contrato indefinido (en los temporales no se aplica) por las inversiones realizadas por el agente, en caso que resuelva el contrato y el agente no haya podido amortizarlas. Tiene su razón de ser: un agente comercial, pensando que ha firmado un contrato indefinido, invierte considerablemente más que el agente que sabe que su contrato puede finalizar en un año. Si el empresario finaliza el contrato sin razón –legal- debe devolverle parte de la inversión.

Este último punto es la clave de todo esto, y es que según esta ley, Orange estaría obligada a indemnizar a su canal de comercialización indirecto tras haberlo reducido en más de un 75% durante los últimos años.

Por tanto, la sentencia a la que se llega en la Audiencia provincial de Madrid es un caso de éxito para nuestros asociados, por el cual nos congratulamos y que, además, sigue dejando claro las malas prácticas y artes que tiene Orange con sus agentes de comercialización, buscando siempre el beneficio propio antes que la justicia entre las partes.

En Asafortel, seguimos luchando para que todos los casos de nuestros asociados queden resueltos de una forma favorable y se les restituya el daño causado.

Asafortel reúne a sus asociados en asamblea

El pasado 29 de junio, Asafortel celebraba en la C/ Núñez Morgado nº 1, su sede principal, una asamblea que reunió a sus asociados para tratar diversos temas:

  • En primer lugar, la asamblea sirvió para informar sobre las Cuentas Anuales del pasado ejercicio, las cuales fueron además aprobadas.
  • Los asistentes fueron informados sobre la situación en la que se encuentran actualmente las acciones emprendidas contra Orange por ASAFORTEL o por aquellos asociados que han consentido en facilitar dicha información, siempre dentro de las posibilidades que sobre todo los judicializados nos permiten.
  • Se estudiaron aquellos casos que actualmente están en proceso de preparación de demandas y su estado, indicando a los afectados e interesados las fechas aproximadas que el equipo jurídico de ASAFORTEL ha facilitado para su interposición definitiva.
  • Se estudiaron los avances realizados desde la última asamblea en todos los procedimientos, tanto judiciales como extrajudiciales, abiertos o pendientes de apertura, valorándose de forma positiva por parte de todos los asistentes. Dentro de estos procedimientos podemos resaltar los abiertos en distintos juzgados a nivel civil y penal y en administraciones públicas por presuntas irregularidades cometidas por Orange.
  • Se estudiaron y valoraron de forma muy positiva las acciones mediáticas que se están llevando a cabo para dar a conocer a la opinión publica la situación de ASAFORTEL y sus asociados y el motivo principal por el que han llegado a ella. Cabe destacar en este aspecto la apuesta decidida de todos los asistentes por continuar en esta línea de trabajo, pidiendo de manera unánime a la Junta una mayor implicación para conseguir que nuestro mensaje llegue al máximo público posible. De aquí el compromiso de todos en seguir apoyando y difundiendo las noticias que se consideren de interés para nuestra causa y una apuesta clara para incrementar nuestra presencia en RR.SS. y todos aquellos medios que quieran conocer nuestra situación y como hemos llegado a ella.
  • Finalmente se informó a los asistentes de que todos los intentos de establecer un diálogo con Orange han sido infructuosos, mostrando la compañía francesa un total y absoluto desprecio por esta asociación y sus asociados, ya que no se ha respondido a ninguna de nuestra solicitudes de diálogo. La única respuesta de la compañía francesa a los intentos de ASAFORTEL han sido amenazas veladas o reales, llegando a indicar en algunos casos el coste que supondría en costas judiciales iniciar reclamaciones judiciales contra

Desde ASAFORTEL seguiremos luchando por la causa que nos une, que no es otra que entablar un diálogo con Orange que pueda dar una solución a todos y cada uno de los casos de personas afectadas por sus malas prácticas.

Conoce la historia de Raúl De Castro, ex distribuidor Orange

Raúl de Castro es uno de los ex distribuidores Orange afectados por las malas prácticas de la entidad francesa. Hoy nos cuenta su historia con el objetivo de ser escuchado.

Su Historia.

La historia de Raúl en el mundo de las telecomunicaciones comenzó con Amena, con quién detalla que “funcionaba bien” y se sentía “muy cómodo” trabajando, ya que cumplía con sus compromisos, lo que daba lugar al crecimiento de la compañía. Habiendo comenzado con una red de comerciales pequeña, de unas 3 o 4 personas, la compañía de Raúl fue creciendo hasta llegar a tener 14 comerciales. Sin embargo, la llegada de Orange lo cambió todo radicalmente. Orange obligaba a la compañía de Raúl a aumentar el número de comerciales que tenía en plantilla en un momento en el que las propias circunstancias de mercado no admitían, pero a su vez Orange no cumplía con los compromisos a nivel de comisiones que a la compañía de Raúl le correspondía.

Raúl piensa que el motivo principal de estas actuaciones por parte de Orange no era otro que el de la intención de la entidad de concentrar su red de distribuidores solo en aquellos que le retornaban mayores intereses, sin tener en cuenta en ningún momento la cartera de clientes que su empresa había logrado obtener después de más de 7 años de duro trabajo.

Raúl, como él mismo indica, lo perdió “todo”, de tal forma que se vio obligado a cerrar su empresa y dejar sin empleo a todos sus trabajadores, dejando a las 7 familias que vivían gracias a la actividad de su compañía sin ningún tipo de sustento. Todo esto hundió económica y anímicamente a Raúl, así como a todos sus empleados.

Desde Asafortel, pretendemos que la historia de Raúl y las de otros muchos distribuidores Orange afectados por las malas prácticas de la compañía francesa sean escuchadas y puedan ver como se les restituye todo el daño ocasionado.

Manuel Campos, ex distribuidor Orange, nos cuenta su historia

Manuel campos es uno de los ex distribuidores Orange que perdió sus recursos, tiempo y salud durante su relación empresarial con la entidad francesa como resultado de las malas prácticas de ésta. Hoy nos cuenta su historia con el objetivo de ser escuchado y que le sea restituido todo el daño ocasionado.

Su historia

La aventura de Manuel Campos en el sector de las telecomunicaciones comenzó con Vodafone, para posteriormente, pasar a ser distribuidor de Amena, debido a las mejores condiciones ofrecidas por esta última. Su “matrimonio”, tal y como el mismo lo califica, con Amena comenzó muy bien hasta el desembarco de Orange en 2005, lo que supuso un cambio a peor en las condiciones. Manuel destaca que la llegada de Orange dio lugar a mayores exigencias, multiplicación de objetivos y la obligación de hacer un desembolso importante hasta en dos ocasiones en el cambio de imagen de cada una de las 7 tiendas de las que disponía.

Con la llegada de Orange llegaron también las amenazas de la entidad francesa con la retirada de los códigos necesarios para ejercer la actividad de distribución si la compañía de Manuel no llegaba a los abusivos objetivos impuestos, así como la deshumanización entre las relaciones con los distintos distribuidores. Manuel apunta como principal motivo de estas prácticas la política de la compañía France Telecom, quienes disponen de un plan de prevención de suicidios al haber existido con anterioridad hasta 60 casos en los que trabajadores de la compañía se quitaban la vida por las abusivas condiciones que sufrían.

Los recursos empleados en el negocio impedían a Manuel abandonar su actividad, por lo que tanto él, como muchos otros distribuidores, acabaron arruinados como resultado de las condiciones y las malas prácticas que Orange empleaba con sus distribuidores.

Con Asafortel, Manuel pretende tener la oportunidad, junto a todos los demás compañeros afectados, de ser escuchados por Orange y que la entidad francesa les restituya todo el daño ocasionado.

Conoce la historia de José Manuel Japón, ex distribuidor Orange

José Manuel Japón, empresario sevillano, es uno de los distribuidores Orange que se han visto afectados por las malas prácticas de la entidad francesa. Hoy nos cuenta su historia con el objetivo de que Orange le escuche y le restablezca todo el daño ocasionado.

Su historia.

La aventura empresarial de José Manuel empezó en 2002 con Amena, dirigiéndose principalmente al sector empresarial en un proyecto que comenzaba siendo muy bonito e ilusionante para él.

El buen hacer en sus actividades pronto dio sus frutos y su compañía comenzó a crecer. Todo ello daba lugar a la reinversión en el negocio de parte de los beneficios del mismo, ya que creía en su potencial y en las posibilidades de seguir creciendo.

Sin embargo, la llegada de Orange lo cambió todo. En un primer momento, se transmitió este cambio como algo positivo, siendo Orange una marca internacional y con ambición, por lo que se animaba a los distribuidores desde la compañía francesa a que invirtieran en sus negocios para adaptarse en estructura e imagen al cambio que la llegada de la marca suponía. Nada más lejos de la realidad. La llegada de Orange trajo consigo un cambio en las exigencias, suponiendo lo que el propio José Manuel describe como un “abuso en el sistema de objetivos” para los distribuidores, lo que les impedía comisionar, reduciendo en gran medida los beneficios de su negocio. Orange, tal y como cuenta José Manuel, imponía además el tener un staff obligado por la propia compañía, fuese cual fuese la situación económica del negocio en ese momento, lo que repercutía negativamente en los costes estructurales del negocio.

En 2013, con 6 establecimientos y una plantilla de 20 personas, Orange comunica que no contaban con los servicios de la compañía distribuidora de José Manuel, ya que no llegarían a los asfixiantes y desorbitados objetivos impuestos por la propia entidad francesa. José Manuel indica que todo el beneficio que no le daban a distribuidores más pequeños como el suyo, se los daban a otros de mayor envergadura, lo que servía para nutrir a estos últimos, quienes han sido los grandes beneficiados de todas estas malas prácticas. Todo lo anterior hacía sentir a José Manuel como un “esclavo de Orange”. Pese a todo, la compañía de José Manuel siguió adelante hasta que Orange les obligó a malvender su negocio, aquel por el que habían estado luchando, poniendo todos sus recursos, esfuerzos e ilusiones durante los últimos 15 años.

José Manuel indica que lo que persigue ahora es que Orange los escuche y restablezca el daño económico y moral ocasionado a tantos negocios y familias afectadas, ya que él mismo detalla que han pasado por un “aprendizaje” que no se lo desea “ni al peor de sus enemigos”. Desde Asafortel, perseguimos que deseos como el de José Manuel se cumplan.

Conoce la historia de Roberto Galeote, ex distribuidor Orange

Roberto Galeote es uno de los ex distribuidores Orange afectados por las malas prácticas de la entidad francesa. Desde Asafortel luchamos para que la historia de Roberto y la de muchos otros afectados sean escuchadas, con el objetivo de que Orange restituya todo el daño ocasionado a tantas familias de profesionales.

Su Historia

La aventura de Roberto Galeote en el sector de las telecomunicaciones comienza en el año 2001. Lo que venía siendo desde el año 1989 una empresa dedicada al tratamiento de la información y la informática, llega a una acuerdo con Amena para embarcarse en el sector comercial de las telecomunicaciones, teniendo como público principal el sector empresarial. Esta aventura comenzó suponiendo un rotundo éxito para la empresa, expandiendo su actividad desde Madrid hacia toda la zona sur y centro del país, teniendo equipos comerciales en ciudades como Sevilla, Córdoba, Málaga o Ciudad Real.

Sin embargo, la llegada de Orange supuso un cambio claramente a peor, de forma que según comenta Roberto, llegó a convertirlos en un “pequeño esclavo” de la compañía francesa. Cambios en condiciones, marco retributivo u objetivos, unidos a la imposición por parte de Orange a abandonar su actividad en la zona sur del país, que obligaron a Roberto a cerrar su compañía y declarar a la misma en concurso de acreedores.

Desde Asafortel acompañamos a personas como Roberto, afectadas por las malas prácticas de Orange, en todo su proceso de reclamación, con el objetivo de que la compañía francesa escuche sus casos y restituya todo el daño ocasionado.